Programa de recuperación de suelos degradados apoya este año a usuarios de Ñuble con 1.756 millones de pesos

Autor: Claudia Worner

Zona Central Sustentabilidad y adaptación al cambio climatico Ñuble
Microterrazas en comuna de Portezuelo

Bajando desde la cordillera de Ñuble es posible ver bosques centenarios de coihues, robles, canelos, avellanos, lengas e incluso cipreses. Al descender hacia el valle, la vegetación va raleando, pero aún es majestuosa: praderas, naturales y artificiales, sembradíos y diferentes cultivos dan soporte al suelo en una simbiosis que permite la producción de hortalizas, cereales forrajeras, todo un cuerno de la abundancia para la población del territorio.

Sin embargo, la situación cambia en el secano interior y en el secano costero, donde la erosión ha avanzado y ha reducido la cubierta vegetal, disminuyendo la productividad agrícola.

“Antes, los suelos eran muy pobres, muy erosionados, las barrancas muy profundas, los suelos con pendientes muy inclinadas, pero ahora tengo todo más controlado”, cuenta el productor Danilo Toro, del sector Puyamávida, en pleno secano costero, donde a lo largo de varios años ha ido desarrollando una serie de labores agrosustentables gracias al programa de recuperación de suelos SIRSD-S (Sistema de Incentivos para la Sustentabilidad Agroambiental de Suelos Agropecuarios) de INDAP.

“Con el programa he hecho labores como microterrazas, control de cárcavas, cercos eléctricos y ahora tengo praderas suplementarias de avena”, dice, recordando que previo a estos trabajos el suelo era totalmente distinto. “Al tener un terreno con pendiente es mucha la erosión, pero he ido realizando microterrazas que aportan a mantener la humedad en temporadas en que no hay. Ahora es como tener vegas en las lomas, y el control de cárcavas ayuda a que no se sigan erosionando los terrenos, porque la zona es arcillosa y se desgasta mucho con la lluvia”, indica.

Gracias al programa SIRSD-S, este año en Ñuble se beneficiarán 1.004 familias, las que ya están ejecutando las labores comprometidas en sus planes de manejo ya aprobados y seleccionados. En total se intervendrán 3.731 hectáreas, equivalentes a 3.086 hectáreas reales, por un monto total superior a los 1.756 millones de pesos.

“El SIRSD-S contribuye a la sustentabilidad agroambiental de los suelos mediante la recuperación o mantención de su potencial productivo, generando así mejores condiciones para la incorporación de los agricultores a los procesos productivos”, indicó el director regional (S) de INDAP, Luis García. Entre las labores más realizadas esta temporada figuran el acondicionamiento de rastrojos para cereal y maíz, control de cárcavas, microterrazas, construcción de cercos, praderas suplementarias y establecimiento e incorporación de abono verde.

Los resultados, indica Danilo Toro, hablan por sí solos. “Ahora tengo todo más controlado con cercos, lo que me permite aumentar el número de animales y la producción del campo, porque en esos terrenos no podía darme el lujo de tener frutales, ni hortalizas ni ovinos”, dice. Esto contrasta con la realidad actual: hoy tiene una incipiente crianza de ovinos, hortalizas en la temporada de primavera-verano y olivos en microterrazas, además de praderas suplementarias que le entregarán forraje en septiembre y control de cárcavas que controlan la erosión en quebradas.

“Estas son ayudas muy grandes para el agricultor y está volviendo todo como a su estado antiguo. El programa me ha dado un avance notable, me ha permitido hacer los sueños realidad, porque uno tiene la intención pero faltan los recursos. Con el SIRSD-S vamos sacando los sueños a flote”, afirma el pequeño productor de Puyamávida.