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Crecimiento de 857 por ciento tuvo el monto de seguros para frutales en el período 2014-2017
Un crecimiento de 857% experimentó el monto asegurado en frutales en el período 2014-2017, pasando de UF 464.998 a UF 4.448.581. Asimismo, el número de pólizas colocadas en este mismo período aumentó 221%, llegando a 1.547, contra las 482 de 2014. Así lo informó el director ejecutivo de Agroseguros y coordinador de Gestión Integral de Riesgos del Ministerio de Agricultura, Camilo Navarro.
“Estas cifras se explican por el cambio en la normativa de otorgamiento de subsidios en 2015, que modificó el tope del subsidio de UF 80 por RUT a UF 80 por póliza, permitiendo bajar el costo del seguro para los productores, que ahora pueden asegurar todos sus predios o dividir estos en dos o más pólizas, ya sea por su tamaño o porque tienen distinta especies o variedades. Además, hubo un aumento de la oferta de seguros para frutales, tales como el seguro para nogales y el de incendio para frutales”, agregó Navarro.
Añadió que a esto se suma el hecho de que se han realizado esfuerzos importantes en difundir los seguros del agro, ya sea mediante campañas radiales, avisos carreteros o participando en ferias, seminarios, talleres y cursos de e-learning, lo que ha permitido que el seguro sea más conocido entre los productores.
Precisó que la contratación de estas herramientas permite a los fruticultores proteger su inversión ante distintos eventos climáticos, tales como heladas, granizos, lluvias excesivas o extemporáneas y vientos; así como geofísicos (terremotos, incendios, erupciones o aluviones). “Estar asegurado permite ser mejor sujeto de crédito y en mejores condiciones, por ello el llamado a contratar estos seguros directamente en las compañías de seguro, a través de los corredores o en las oficinas de INDAP, y a informarse en el sitio www.agroseguros.gob.cl, donde se puede realizar una simulación”, enfatizó Navarro.
Resultados en el Maule
Al igual que en todo el país, la Región del Maule mostró indicadores positivos relacionados con la contratación de seguros agrícolas para frutales, situación que fue destacada por el seremi de Agricultura, Óscar Vega. “Las estadísticas nos indican que tuvimos un crecimiento de un 1.059% en el monto asegurado en el rubro frutales en el período 2014 -2017, lo que demuestran que los productores están entendiendo la importancia de asegurar sus inversiones y que nosotros, como Estado, les estamos proporcionando una herramienta que los ayuda a mejorar su competitividad”.
Vega añadió que el número de pólizas en el mismo periodo aumentó un 637%, alcanzando las 936, en comparación con las 127 de 2014. La superficie asegurada, en tanto, aumentó 549%, pasando de 675 hectáreas en 2014 a 4.382 hectáreas en 2017.
“La fruticultura es uno de los ejes dinamizadores de la economía maulina y nos parece fundamental que se mantengan las líneas de ayuda a estos productores, tanto en materia de aseguramiento de su capital a través del trabajo que desarrolla Agroseguros, como en otras líneas en las cuáles hemos trabajado fuertemente estos años y que son la tecnificación del riego y la innovación e investigación aplicada”, agregó el seremi de Agricultura.

Artesana Paula Carvajal confecciona muñecas de origen diaguita para el bienestar de las mujeres
La panadera es para las mujeres reflexivas, que amasan sus ideas antes de concretar un proyecto; la lavandera, para las que hacen limpieza espiritual o de la casa, como las asesoras de hogar; la pastora, para quienes guían grupos: líderes, jefas, dirigentas; la yerbatera, para las que trabajan en el área de la salud; la cocinera, para aquellas que expresan su cariño a través de la comida.
Estas son algunas de las muñecas protectoras de la salud femenina que Paulina Carvajal, Palinay (hermana Pali), confecciona a mano, tal como hacían sus antepasados diaguitas, en la localidad de San Félix, a tres horas de Copiapó, en el Valle de Huasco. Se trata de una antigua tradición que ella decidió rescatar hace poco más de 15 años, luego que encontró una de estas figuras en San Pedro de Atacama, de origen boliviano, y se la llevó de regalo a su madre.
“Ella la quedó mirando fijamente durante muchos minutos y no decía nada. Pensé que no le había gustado el obsequio. Después de un rato le pregunté y me dijo que la muñeca le trajo recuerdos de su abuela Pascuala, que era diaguita de Tucumán, que se estableció en el Valle de Huasco con su familia y que fue quien la crió junto a una tía. Mi mamá recordó que estas muñecas se hacían en su casa y decidí rescatar esas raíces”, cuenta Palinay, quien es usuaria del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP).
Fue así como comenzó a fabricar a mano, uno por uno, estos amuletos que representan distintos tipos de mujeres, siguiendo todas las indicaciones que le daba su madre y que ella hoy también les transmite a su hija Javiera y a su pequeña nieta de 3 años Amanda. “La leñadora es para personas que hacen trabajos duros, que tienen muchas responsabilidades; la recolectora, para quienes salen todos los días de su casa a buscar el sustento; la tejedora, para quienes se desempeñan en labores creativas, arte o manualidades”, afirma mientras sigue contando su historia.
Para elaborar sus creaciones, la artesana, que creó el emprendimiento PALINAY MUÑECAS INDÍGENAS, emplea retazos de telas, lanas y cueros que cose con puntada diaguita, usando una aguja grande que simula los huesos que antaño ocupaban sus antepasados. A cada una le añade objetos, detalles y semillas, y le da una misión: “Le digo que será la protectora de quien se la lleve. Por eso, una vez que alguien la tiene, no puede dejar que nadie la toque, porque es algo de uso muy personal”.
Además de la forma y de los ojos cerrados, similares a las cerámicas diaguitas, el relleno de estas muñecas también es especial. Se usan hierbas aromáticas y medicinales que Palinay y su grupo familiar recolectan en su huerta, en las montañas cercanas y a orillas del río, como cedrón, palto, romero, eucaliptus, lavanda, salvia, berraco, yerba buena, laurel y menta, y que luego ponen a secar a la sombra.
“Antes de usarlas les pido perdón por cortar sus ramas y les doy las gracias por estar en la naturaleza y por permitirme ayudar a dar salud a otras personas”, dice Palinay. Luego sigue un ritual que va desde entonar canciones mientras elabora la base de estas pequeñas patronas de la salud hasta concentrar sus energías en las destinatarias: “Le entrego buenos deseos para ella y para la casa a la que va a llegar, y le asigno sus tareas de protección”.
Cuenta que para sentir el bienestar de estas figuras de paño y yerbas hay que sacarlas de sus cajas de madera, abrazarlas y sentirlas como si fueran amigas que trasmiten tranquilidad, consuelo y alegría. “Lo principal es tenerles mucha fe y apapacharlas cuando se tengan dolores del cuerpo o penas del alma. Su aroma hará el resto”, afirma.
Actualmente Palinay, que también produce conservas con frutas de su zona (membrillo, naranja, pera y guayaba), comercializa estos amuletos en ferias campesinas e indígenas con apoyo de INDAP, en tiendas de Copiapó y a través de pedidos directos en el fono +56 9 6275 8198.
“Estas muñecas son una de las tradiciones familiares más valiosas que he heredado de mis ancestros y hoy las comparto con quienes necesiten salud y cariño”, expresa la artesana, mientras continúa con sus reseñas: “La investigadora es para quienes les gusta estudiar; la guerrera, para las que cuidan de sus hijos o defienden a las personas: abogados, dirigentes sindicales; la aguatera, para aquellas que hacen el bien y están preocupadas de calmar la sed de otros; la viajera, para las que aman estar en movimiento, ya sea por placer o por trabajo…”.