Bielorrusa Elena Emelianova se abrió camino en la agricultura de Copiapó gracias a los olivos

Autor: Indap

Atacama

Elena Emelianova nació en Bielorrusia, pero se siente una chilena más. Con su esposo, Pedro Pons, viven en la parte baja del valle de Copiapó, Región de Atacama, donde dieron vida a Tío Pedro, un emprendimiento familiar que se dedica a la producción de aceitunas, aceite de oliva y pastas elaboradas con este fruto. Cada semana se les puede ver en el Mercado Campesino de INDAP, que se realiza en el Mallplaza de la capital regional.

Cuenta Elena que hace 12 años, trabajando en Inglaterra, surgió la posibilidad de venir a radicarse a la tierra de su marido para dedicarse a la actividad agrícola. La otra opción era Bielorrusia, “pero pudo más el cariño de los chilenos y me parece que hicimos la elección correcta”, comenta esta creativa diseñadora hoy reconvertida en olivicultora.

Cuenta que lo suyo siempre fue la decoración de interiores, actividad que de algún modo continúa realizando en paralelo a su nuevo amor e inspiración, la agricultura. Lo que jamás imaginó fue que terminaría viviendo tan lejos de su tierra natal, cosechando aceitunas y elaborando sus propios productos.

“Venirnos fue una aventura muy loca, porque a partir de 2006 las napas de agua en Atacama comenzaron a bajar mucho y había preocupación por saber si los arbolitos que plantamos esos años iban a dar frutos sanos o abundantes por el problema hídrico; de hecho, tuvimos que variar tres veces el punto de captación de nuestro pozo, pero creo que el trabajo que hemos hecho ha dado sus frutos”, dice Elena.

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Dice que en estos momentos su principal preocupación es cómo bajar el amargo y el sodio en sus aceitunas, ya que existe un amplio mercado de personas al que no le gusta este sabor: “Con mi marido tratamos de sacarle valor agregado a todo lo que hacemos, a innovar en cómo vendemos los productos de la oliva. Él se dedica a los árboles y yo, a la cosecha y a envasar las aceitunas”.

Otra de las motivaciones para ser olivicultores es darle un mayor bienestar a la gente: “Nuestro organismo necesita aceite y grasas, por eso nos hemos dedicado a extraer productos de calidad, con alto valor nutricional, como es el caso del olivo, que también es un árbol muy noble que permite trabajar no sólo el fruto sino las hojas y su madera. Sólo el 2 por ciento de las personas en Chile consume permanentemente aceite de oliva y podríamos llegar perfectamente a 10 por ciento”, afirma entusiasta Elena. 

Esta productora bielorrusa participó en 2017 en la ExpoMundoRural realizada en la Estación Mapocho de Santiago y en la feria Encuentro Chileno de Nuestra Cocina (Echinuco), donde tuvo la posibilidad de mostrar no sólo su aceite de oliva Tío Pedro y sus aceitunas, sino que además recetas derivadas del olivo como pan de pascua, queques, pan integral e infusiones.

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Mujeres rurales

Elena Emelianova también se da un espacio para reflexionar sobre la presencia femenina en el campo. “La mujer ha sido siempre agricultora, desde los primeros tiempos. El reconocimiento de su rol y sus derechos es muy importante, sobre todo en países latinoamericanos que tienen una cultura más patriarcal. En mi país de origen la forma en que hombres y mujeres nos relacionamos es con plena igualdad desde hace mucho tiempo. Siento que en Chile hay que trabajar más en esa dirección, pero sin perder de vista que mujeres y hombres podemos hacer cosas muy interesantes cuando trabajamos en equipo. Somos hermosamente distintos y cumplimos fases de la vida que son distintas por nuestra condición, pero creo que el llamado es estar más unidos que nunca. Las visiones radicales no contribuyen mucho al debate”, expresa.