Iglesia Católica: La Reforma Agraria fue “una necesidad política y una obligación moral”

Autor: Indap

Nacional

Como un proceso “muy importante para el desarrollo de Chile” calificó Manuel Camilo Vial, obispo emérito de Temuco, la Reforma Agraria chilena, en la cual la Iglesia Católica se adelantó a las leyes que permitieron redistribuir la tierra. Junto con destacar el trabajo efectuado durante décadas en favor de los campesinos, el prelado resaltó la declaración del conjunto de los obispos chilenos emitida la semana pasada con motivo del cincuentenario de la reforma, titulada “Tierra para los campesinos: Mirada de esperanza 50 años después”.

Comentó que se trata de “un texto muy iluminador” para recordar un proceso que en “cierto sentido fue dramático para muchos”, pero que hoy “está dando sus frutos”. En la carta, los obispos manifiestan que la reforma de la propiedad de la tierra fue considerada por la Iglesia como una “necesidad política y una obligación moral. En Chile, este proceso fue apoyado y acompañado, entre otros, por grandes pastores como Manuel Larraín Errázuriz y el cardenal Raúl Silva Henríquez, y suscitó el compromiso de consagrados y laicos que veían en esas reformas sociales un camino necesario para lograr una mayor justicia social”.

En parte del texto, el Episcopado manifiesta que la profunda trascendencia de este acontecimiento “nos exige un momento sereno de reflexión y renovación”. La mirada de la Iglesia sobre la reforma, según declaran los obispos, es al mismo tiempo “agradecida, crítica y esperanzadora. Agradecida porque, tras una larga espera marcada por la marginalidad y la inseguridad, muchas familias campesinas accedieron a la propiedad de la tierra y con ella a una vida más digna y libre. Es también crítica porque se avanzó hacia una redistribución más justa de la propiedad, pero no faltaron improvisaciones y aprovechamientos que generaron situaciones de confrontación y de violencia”.

Pese a esto último, plantea que el horizonte de la mirada de la Iglesia “debe ser fundamentalmente esperanzador, porque muchos miles de pequeños y medianos propietarios conservan la tierra que recibieron, viven con dignidad y aportan a la vida, la cultura, el desarrollo social y económico de Chile”. 

Vial destacó esta declaración episcopal durante el panel “El rol de la Iglesia Católica en la Reforma Agraria” del seminario “Chile, a 50 años de la Reforma Agraria”, efectuado por la Vicerrectoría de Comunicaciones de la Universidad de Chile. En la oportunidad, el prelado hizo un recuento del compromiso eclesiástico con el tema, destacando acciones concretas efectuadas desde 1915 a la fecha, en las que sobresalieron la participación de los sacerdotes Fernando Vives, Alberto Hurtado, Manuel Larraín, Crescente Errázuriz y Raúl Silva Henríquez, entre muchos otros.

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Recordó que todas las instituciones creadas por la Iglesia a lo largo del siglo pasado en apoyo de los campesinos tenían como finalidad “elevar la calidad de vida de los hombres y mujeres rurales” y que en el paso que dieron en 1962 los obispos de Talca, Manuel Larraín, y de Santiago, Raúl Silva Henríquez, de donar cinco fundos a familias campesinas que trabajaban esas tierras, contaron con el apoyo del Papa Juan XXIII, ya que estaba inspirado en la encíclica Rerum Novarum.

El obispo destacó que el proceso fue detenido con la irrupción del régimen militar, con el cual empezó la Contrarreforma, donde la Iglesia Católica “será la encargada de seguir defendiendo, a través de la Vicaría de la Solidaridad, del INPRU y de otras instituciones de la Iglesia, los derechos de los campesinos que, junto con otros chilenos, fueron perseguidos, violentados en sus derechos y despojados de sus tierras”.

Dijo que hoy ya no estamos en la etapa de la Contrarreforma y “tenemos la tarea de seguir adelante todo eso que se inició y que ha dado frutos. Todavía esperamos mucho más. Hoy debiéramos hablar de la prolongación de todos esos esfuerzos que se hicieron, aprendiendo también lo que significó el golpe militar en la vida de Chile”.

En el panel también participaron Jorge Brito, director de la Fundación CRATE; Filomeno Meriño, director de la Confederación Nacional de Federaciones de Cooperativas y Asociaciones Silvoagropecuarias de Chile (Campocoop), y el presbítero Gilberto Rojas.