Más de mil familias campesinas de Ñuble se benefician con seis centros de acopio de uva
Autor: Indap
Ñuble
Casi a punto de terminar la temporada de vendimia 2021, los camiones siguen llegando a los centros de acopio de uva repartidos en el valle del Itata, en la Región de Ñuble. Seis de estos centros tienen una característica especial y es que fueron postulados por pequeñas empresas viñateras o cooperativas de productores al Programa de Desarrollo de Inversiones de INDAP, para gestionar la compra de uva y así generar una alternativa de compra estable frente a los tradicionales conchenchos o intermediarios, que hasta hace algún tiempo eran la única opción que tenían.
Estos mismos centros de acopio constituyeron recientemente una cooperativa de segundo grado, que agrupa y representa a más de 100 socios y llega con beneficios directos a más de mil familias de pequeños viñateros del Valle del Itata. Durante la temporada 2019 se comercializaron 6,7 millones de kilos de uva, en 2020 fueron 10,7 millones de kilos y se espera una cifra similar al cierre de esta vendimia.
La directora de INDAP Ñuble, Tatiana Merino Coria, dice la asociatividad es una tarea en la que han venido trabajando con los viñateros desde 2018, “porque creemos en las ventajas de la asociatividad y que al negociar volúmenes van a tener una mayor ventaja para defenderse ante el mercado. Al asociar a estas empresas y ponerlas en contacto se potencian sus cualidades, se ayudan entre ellos, negocian en conjunto y arreglan los problemas conversando. Los mueve principalmente entregar un mayor beneficio a sus socios, traspasando todo el precio que les paga el poder comprador a los productores”.
Agrega Coria que “con esto han emparejado la cancha, porque antes llegaba el intermediario al campo y les ofrecía lo que quería, le adelantaba un poco y a veces ni pagaba”. Por lo mismo, se prevé que a tres años plazo, el Valle del Itata cuente con 15 centros de acopio que sean capaces de comercializar el total de la uva de esa zona.
“Uno de los encargos del Presidente Piñera al Ministerio de Agricultura fue trabajar la asociatividad de la pequeña agricultura”, destaca el seremi del ramo, Juan Carlos Molina. “Esa es la forma en que los pequeños agricultores pueden generar valor agregado y encadenamiento positivo con el fin de comercializar mejor sus productos. En la región, un tema delicado es la uva vinífera, sobre todo en el Valle del Itata, y estamos contentos con la gestión de INDAP. No solo se trata de centros de acopio, sino de fortalecer la asociatividad en la pequeña agricultura, sobre todo con el logro de una cooperativa de segundo grado, porque entendemos que el negocio del Valle del Itata es vender vino y no vender la uva”, afirma.
José Ruiz, viñatero de Guarilihue y socio de Moscin S.A., cuenta que en 2014 se formó la organización que posteriormente creó el centro de acopio que opera en esa localidad y que atiende a productores de las comunas de Coelemu y Trehuaco. “Este centro de acopio, que se logró con el apoyo de INDAP, ha sido un gran beneficio para los viñateros, porque los conchenchos que venían a comprar pagaban muy poco, a veces con una diferencia del 50% del valor de mercado”, comenta.
“Ahora, gracias a la organización, mostramos que negociando en conjunto logramos mejores precios, porque hacemos volumen”, agrega Ruiz, y una característica que comparten con los centros de acopio Centinelas del Itata, Coovicen, Cuvas de Ninhue, Ecoparras y Viñas de Quinchamalí es que los precios son traspasados por completo a los agricultores.
Para Carlos Parra, presidente de Ecoparras SPA, en Portezuelo, la principal ventaja del centro de acopio “no ha sido elevar el precio, sino que emparejar la cancha. Antes, el precio estaba malo y además al productor le pagaban lo que querían. Se logró regular el precio, que es diferente a subirlo, aunque igual se ha logrado subir un poco. Los envasadores pagaban lo que querían a los agricultores, porque no había alternativa, pero nosotros nos hemos transformado en esa alternativa”.
Así, los centros de acopio se han convertido en un referente, como destaca Juan Carlos Lagos, viñatero de Quillón asociado a Coovicen: “es el primer eslabón de la cadena productiva que debe seguir el negocio del vino para ir escalando. Si hay algo en lo que estamos todos de acuerdo, es en que no hay que volver atrás. No hay que dejarle esto al intermediario nuevamente, no hay que dejar las uvas al conchencho”.
Comercialización
Desde 2019 que se viene trabajando con los centros de acopio en la gestión de una “mesa de negociación”, en la cual se definen los volúmenes y precios mínimos garantizados con los poderes de compra. Eso ha permitido iniciar las temporadas 2019, 2020 y 2021 con precios más altos que los históricamente ofrecidos por los intermediarios.
Si bien el precio final de la temporada depende de la situación general del mercado, estos centros de acopio han provocado una mayor demanda de uva en el Valle, y pese a la fuerte competencia de las uvas de mesa del norte, las cuales pueden sustituir a las uvas de Itata a precios muy competitivos, sobre todo en situaciones complejas como la ocurrida con la lluvia de enero, lo que impidió la exportación de la mitad de las uvas de mesa, las que inundaron el mercado de la uva vinífera.