Pequeños ganaderos magallánicos cambian antiguas prácticas de pastoreo con apoyo de INDAP
Autor: Indap
Magallanes
Las ovejas son asustadizas ante la presencia de curiosos, pero pastan tranquilas en la inmensidad de Tierra del Fuego. En promedio, cada ovino necesita cerca de una hectárea para alimentarse, y en una población de más de 2 millones no cuesta imaginar que el mayor daño queda en las praderas, considerando que el pastoreo extensivo lleva más de 100 años de historia. Expertos de INDAP hoy trabajan diversas fórmulas para recuperar y mejorar los suelos y, de paso, aumentar las ganancias y la productividad de estos animales en la isla fueguina.
“La degradación de los suelos limita la productividad y la competitividad y afecta de forma violenta la rentabilidad de los pequeños ganaderos. Por esta razón estamos pasando de una ganadería extensiva a otra intensiva, aprovechando al máximo los campos, recuperando las praderas que han sufrido el sobrepastoreo y terminando con una forma de producción arraigada en la isla”, explicó Petar Bradasic, jefe de Fomento de INDAP Magallanes.
El experto aseguró que la recuperación de suelos a través de fertilizantes y la siembra constante de especies forrajeras como alfalfa y de praderas mixtas de pasto ovillo han permitido transformar zonas totalmente degradadas en tierras productivas, y al mismo detener la pillosella, maleza dañina que afecta en más de un 70% la producción de los predios. A la fecha hay más de 500 hectáreas sembradas y suelos recuperados.
“En parcelas pequeñas, como las que tienen nuestros usuarios, hemos logrado aumentar la productividad y el ingreso bruto. Hoy en menos terreno es posible producir más corderos y de mejor calidad en carne y lana”, precisó.
Mario Vera (68) confirma la teoría. Es uno de los pioneros en transformar la estepa dura y pedregosa en una verdadera alfombra verde, repleta de alfalfa, trébol y pasto ovillo. Comenzó hace un par de años con apenas media hectárea y para esta temporada ya tiene sembrada más de 26. “Con esto aseguro forraje para mis ovejas, principalmente en los duros meses invernales. Incluso ya estoy pensando en vender algunos fardos porque se ve que viene buena la cosecha”, indicó.
La siembra se realiza entre septiembre y octubre, y la cosecha, generalmente en febrero. Ahí se preparan fardos que por lo general pesan 35 kilos y tienen un precio en el mercado que supera los 25 mil pesos. Con uno de ellos se puede alimentar a dos ovejas al día.
“Todo el proceso de arar la tierra, sembrarla y cosecharla lo hago gracias al aporte de maquinaria que he tenido de INDAP. Sin ese aporte sería imposible”, dijo Vera, mientras mostraba orgulloso una maquina forrajera nueva.
Aunque la mayoría de los predios se riegan de manera natural, con la lluvia, algunos pequeños ganaderos usuarios de INDAP han incorporado sistemas tecnificados en la estepa abierta para hacer crecer alfalfa, trébol, avena y otros pastos necesarios.
Cada suelo es específico y requiere de un estudio de fertilidad y estructura. A partir de esos datos se decide qué arado usar y qué sector es el más conveniente para sembrar. “La recomendación es no copiarle al vecino y hacer los estudios de fertilidad del suelo y estructura. Hoy los ganaderos se están dando cuenta de la importancia de tener praderas perennes y hacer una correcta planificación de sus predios”, precisó Fabrizio Camelio, profesional de apoyo del convenio GORE-INDAP.
“Pasto para las gallinas”
Un caso atípico es el de Héctor Morales (65). No tiene ninguna oveja en su predio y ya sembró más de una hectárea con alfalfa y avena. “El forraje lo tengo para mis gallinas. Quiero que pastoreen libres, a través de un gallinero móvil que va a ir rotando por el predio”, dijo.
Todavía no inaugura la idea. Está a la espera de que el pasto esté listo. Pero su creatividad y su esfuerzo fueron destacados por el director de INDAP Magallanes, Víctor Vargas.
“La calidad del suelo es la base para desarrollar una agricultura y ganadería de calidad. Casos como los de Mario Vera y Héctor Morales reflejan el esfuerzo y la importancia de cuidar, proteger y recuperar los suelos, y por lo demás son parte de la política de sustentabilidad que promueve nuestra institución y que gracias al convenio suscrito con el Gobierno Regional cuenta con importantes recursos económicos para aumentar la cobertura”, valoró Vargas.
Para recuperar las praderas degradas y hacerlas más productivas, INDAP cuenta con recursos disponibles para acceder a un plan de manejo de predios con un tope máximo de 7 millones 192 mil 800 pesos, además de un Servicio Técnico Especializado (SAT) que asesora los requerimientos de sus usuarios.
En lo que va del año se han invertido cerca de 253 millones para mejorar suelos desde Última Esperanza hasta Cabo de Hornos, gracias al concurso del Sistema de Incentivos para la Sustentabilidad Agroambiental de los Suelos Agropecuarios (SIRSD-S).