El primer invernadero de metalcom echa raíces en Tierra del Fuego: más de $5 millones de inversión

Autor: Cristián Morales

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Primer invernadero de metalcom en Tierra del Fuego

Con 60 metros cuadrados de superficie, la estructura promete no solo resistir las condiciones extremas, sino también proyectar un futuro más sólido para la agricultura María Cárdenas Neún (75), quien se convirtió en la primera usuaria de INDAP en contar con esta infraestructura.

En medio de los fuertes vientos de Tierra del Fuego, la historia de María Cárdenas Neún se levanta como símbolo de esfuerzo y esperanza. A sus 75 años, tras perder el trabajo que desempeñó durante tres décadas en el cuidado de adultos mayores, decidió reinventarse en la agricultura, hallando en la tierra de Porvenir sustento y pertenencia.

Su primer invernadero, una estructura de madera sencilla, fue el inicio de un camino que hoy marca un hito: María es la primera agricultora usuaria de INDAP en contar con un invernadero de metalcom y policarbonato en la isla. Con 60 metros cuadrados, la nueva estructura promete resistir el clima extremo y proyectar un futuro más sólido para la agricultura fueguina.

“Estuve más de 30 años cuidando personas y cuando me quedé sin trabajo tuve que reinventarme. Ahora voy a sembrar lechuga, cilantro, perejil, acelga y repollo en mi nuevo invernadero”, comenta sonriente.

El proyecto, superior a los $5 millones, fue financiado en un 35% por INDAP y el resto mediante un crédito solicitado a la misma institución que María asumió con optimismo. “Sola nunca lo hubiera logrado. Sé que tengo que pagarlo, pero lo haré en cuotas. Estoy feliz y segura de que resistirá el viento”, aseguró.

Para INDAP, este invernadero trasciende lo individual. El jefe de área en Porvenir, Fernando Carvajal, destacó la rapidez en su construcción y la posibilidad de replicar la experiencia. “Se demoró alrededor de dos semanas en levantarse. Primero se hicieron las bases de hormigón, luego la estructura y finalmente la instalación. Esperamos que se sigan promocionando estructuras mayores. El tema es que cuesta mucho, por eso se optó por esta nueva versión”, explicó.

En tanto, el director regional, Gabriel Zegers, subrayó que este precedente fortalecerá la producción local y la soberanía alimentaria: “Es una tecnología probada en la región, con un costo cercano a los $5 millones. Es algo inédito que seguramente motivará a más agricultores a dar este paso, ampliando la superficie productiva en la isla y fortaleciendo la soberanía alimentaria”.

Hoy, entre gallinas y siembras de primavera, María Cárdenas confirma su decisión: “No me muevo más del campo”. Su historia es testimonio de cómo la perseverancia, la innovación y el respaldo institucional pueden abrir caminos fértiles incluso en los rincones más australes del mundo.