Agricultora Soledad Quedumán potencia su producción de frutillas y el trabajo colectivo en Magallanes

Autor: Cristián Morales

Zona Austral Asociatividad Programas Eje Sustentabilidad y adaptación al cambio climatico Magallanes
Agricultora de Magallanes Soledad Quedumán

A lo largo de dos décadas ha impulsado un modelo agrícola que une eficiencia y cooperación. Con el acompañamiento de los programas SAT Hortalizas y Prodesal de INDAP, modernizó sus procesos y amplió su infraestructura productiva, junto con promover la colaboración con otros agricultores.

Soledad Quedumán levantó 15 invernaderos que se extienden uno junto a otro formando un pequeño barrio de frutillas que desafía el clima de Punta Arenas. Cada estructura fue construida con precisión y cuidado, porque —como dice ella— “los invernaderos mal hechos no duran un invierno”. Adentro, el aire es tibio y huele a tierra húmeda, las plantas crecen protegidas y Soledad camina despacio entre los surcos, comprobando que todo esté en orden para la próxima cosecha. 

“Llevo más de 20 años en esto. Empecé sola, con poco, y fui aprendiendo, mirando, equivocándome y volviendo a intentar”, cuenta, mientras revisa el estado de las plantas que pronto florecerán bajo el plástico templado. “A veces pienso que la agricultura me ha alargado la vida. Me da fuerza, alegría, ganas de seguir”. 

Soledad integra el Programa SAT Hortalizas de INDAP y articula su producción con el Mercado Campesino, donde ofrece productos frescos y reconocidos por su calidad. En su predio destacan las frutillas, pero también cultiva lechugas, cilantro y ruibarbo, combinando diversidad y manejo eficiente. Esta temporada proyecta una cosecha abundante, fruto del trabajo constante y del aprovechamiento de las herramientas técnicas y financieras que fortalecen su emprendimiento. 

Su crecimiento avanza paso a paso. “He pedido créditos a INDAP, los pago y con eso levanto mis invernaderos, compro maquinaria, mejoro la tierra. Todo lo que tengo nace del esfuerzo y de la confianza en que el trabajo siempre rinde”, comenta. Ese impulso se refuerza con los incentivos de inversión obtenidos en los últimos años, como el proyecto PDI Frutillas 2023, que amplió su superficie de cultivo y consolidó un rubro en expansión, y el programa de Inversiones SAT 2025, que le permitió incorporar un motocultivador y una pulverizadora para optimizar la tecnificación y eficiencia de su labor. 

Pero su trabajo no queda en el predio. También es dirigenta campesina, una voz reconocida por sus pares y por las instituciones del agro: “Me gusta cuando los agricultores nos reunimos, cuando hablamos de lo que soñamos y de lo que queremos lograr. Me hace sentir parte de algo grande. Además, ahora se están sumando más jóvenes, incluso mi nieta trabaja conmigo, y eso me alegra mucho. La agricultura también une generaciones”. 

Para Gabriel Zegers, director regional de INDAP, Soledad Quedumán representa con claridad el rumbo que busca la agricultura familiar campesina en Magallanes. Una producción sustentable, con identidad local y mirada de futuro. “Soledad demuestra que la innovación no está reñida con la tradición. Su capacidad de liderazgo, su disciplina y su compromiso con la comunidad marcan un ejemplo para toda la región”, señala Zegers, quien además destaca el impacto social de su rol dirigencial, especialmente en la integración de mujeres y jóvenes al mundo agrícola. 

Zegers añade que las proyecciones para esta temporada son alentadoras, gracias a las mejoras en tecnificación y el enfoque a la sostenibilidad que muestran cada vez más predios en la región. Enfatiza que experiencias como la de Soledad consolidan un modelo de agricultura moderna y con sentido social, capaz de transformar el territorio rural de Magallanes desde la base campesina.