Hugo Contreras, “el rey del ajo patagónico”, cuenta su secreto para mantener las propiedades del cultivo

Autor: Cristián Morales

Zona Austral Mercado Sustentabilidad y adaptación al cambio climatico Magallanes
Rey del ajo magallánico Hugo Contreras 1

Al interior de una bodega, frente al cerro Dorotea, en el camino 4 del sector Huerto Familiares, cuelgan del techo y las paredes los ajos. Son cientos de kilos, trenzados con la misma lienza de la raíz, un bulbo al lado del otro, sin apretarse. “Aquí no entran los vampiros”, bromea Hugo Contreras Márquez, agricultor de INDAP. Su nieta, Javiera Contreras, 20 años, ríe tímida y lo ayuda a sostener una de sus muletas, mientras él carga una ristra con al menos 20 cabezas de su cultivo de aliáceas. 

Estuvo casi dos semanas trenzando los ajos, ayudado por un trabajador y su nieta, que lo acompaña siempre. “No es usual hacer trenzas y chuta que resulta bueno para mantenerlo más sano, ése es el secreto”, asegura. La razón es muy sencilla: los ajos así colgados tienen mejor circulación de aire a su alrededor y las cabezas no descansan entre sí, lo que favorece a que no se estropeen o pudran por su propio peso. 

En la práctica se recolectan los ajos con el tallo y se dejan secar varios días en un lugar seco y aireado, separados unos de otros. Cuando los tallos ya están secos y antes de que se vuelvan quebradizos es el momento para hacer las ristras.

Esta presentación, de carácter artesanal y tradicional, tiene la particularidad de dar valor agregado al ajo y ayuda tanto para el transporte como en el uso doméstico: al tener todos a la vista es más fácil elegir el que se va a utilizar y desprenderlo de la ristra. 

Hoy a Hugo Contreras le van a comprar ajos a su parcela y espera enviar en estos días una partida a la comuna de San Gregorio. 

Hugo Contreras y su nieta Javiera Contreras

 

Una alternativa de producción 

“Por la falta de agua perdí una cosecha entera de frutillas, pero los ajos me salvaron”, comenta el agricultor. “Son morados, tirando a azul y la gracia es que tienen son sus propiedades benéficas para salud”.

“Yo me como un diente todos los días para mantenerme bien. Este ajo si uno lo pincha salpica un jugo fuerte, oloroso, ideal para las comidas. No como el del norte o el chilote, que es más suave”, explica Contreras, de 79 años. 

Al ajo se le reconocen propiedades beneficiosas para prevenir y contrarrestar las enfermedades respiratorias y estimular el sistema inmunológico. Incluso se dice que ayuda a combatir el estrés. Normaliza la tensión arterial y protege de infecciones. Es anticoagulante y una excelente fuente de vitamina B1.

No obstante, el académico e investigador agropecuario de la UMAG Julio Yagello asegura que faltan todavía muchos estudios para validar las particularidades propias del ajo que se produce en Magallanes.

“En la zona se trabaja principalmente con una variedad que algunos llaman Patagónica. Se trata de un ecotipo entre azul y morado. No se ha investigado mucho, faltan más estudios de campo, pero sin lugar a dudas es un ajo de calidad que ha logrado resistir las condiciones geográficas y climatológicas de la región, lo que ya le da un valor interesante”, precisa Yagello.

Javiera Contreras - paneles fotovoltaicos

 

Toda una vida dedicada al campo 

Hugo Contreras Márquez llegó en 1962 a la zona a cumplir con el servicio militar y nunca más se fue. “Desde chico crecí con los animales, en Bellavista, en la comuna de San Pablo (Región de Los Lagos). Allá pagaban mal en el campo los gringos y yo trabajaba de sol a sol. Yo me crecí pobre, a pata pelada hasta los 15 años. Y acá me gustó y sigo trabajando en el campo, apoyado por INDAP”, cuenta. 

Hoy el agricultor se desplaza con muletas, pero aun así no para de trabajar y proyectar mejoras para su predio. No solo tiene ajos, también cosecha avena, se dedica a la ganadería y la próxima temporada espera inaugurar un proyecto de INDAP de riego por goteo para el cultivo de frutillas. Ya instaló el panel solar con una bomba para sacar agua.

“Ahora a mi abuelo le cuesta, pero trabaja mucho. Yo le doy las gracias por todo lo que me ha enseñado, lo que le ha enseñado a mi papá y por darnos la oportunidad de ser parte de este sueño tan lindo que es dedicarse a la agricultura”, dice Javiera Contreras, que alterna su práctica de técnica en enfermería con el apoyo en las tareas agrícolas.