LA INCREIBLE HISTORIA DE LOS “MINI” AGRICULTORES DE LA LOCALIDAD RURAL DE PULLALLY

Niños de jardín infantil y escuela rural de la localidad de Pullally aprenden técnicas de producción orgánica gracias al respaldo del Prodesal de INDAP en Papudo

Autor: Indap

Valparaíso

El contacto con la naturaleza y el cultivo de huertos orgánicos promueven el desarrollo de diversas habilidades en los niños, como el trabajo grupal, el autocuidado y la responsabilidad, pero para los niños de la localidad rural de Pullally, en la comuna de Papudo, ha cobrado un significado especial, que ha permitido reencantarlos con la agricultura y con su pertenencia cultural. Esto gracias a los talleres de huertos orgánicos que desde el año pasado se están implementando en el jardín infantil Rayito de Sol y en la escuela rural de Pullally, como una iniciativa de la municipalidad local y el respaldo del Programa de Desarrollo Local, Prodesal de INDAP, que atiende a varios de los apoderados de estos establecimientos educacionales.

Así lo explica el técnico, del  Prodesal 2 de Papudo, Pablo Rubio “la idea es que los niños se involucren más con la agricultura. Queremos que se vuelvan a encantar y sepan que hay sistemas productivos que se pueden realizar con prácticas más naturales como la lombricultura y el compost, donde se enseñan técnicas que ayudan a que la actividad agrícola sea más sustentable”.

Los más felices con estos talleres son los niños de Pullally, que en el caso del jardín infantil de la comuna, han aprendido sobre temas ambientales que van desde los cuidados básicos de una planta hasta las propiedades de la lombriz y por qué es importante el humus que produce. Jeanette Erazo, directora del jardín infantil y sala cuna Rayito de Sol de Pullally, que atiende niños de 2 a 5 años, agrega que “este es un huerto que hacemos en forma comunal autogestiondo por nosotros, la escuela rural de Pullally y guiados por Prodesal. Con esto tratamos de sacar lo mejor de los niños y nos favorece el aprendizaje y su pertenencia cultural”, asegura la profesional. 

ESCUELA RURAL

A su vez, los niños del cuarto básico de la escuela rural de Pullally están tan motivados con esta iniciativa que ya son responsables, ellos mismos, de un cajón de lombricultura y una compostera donde han aprendido los cuidados que deben tener las lombrices y cómo alimentarlas, lo que complementan con talleres teóricos sobre el cuidado del medio ambiente y buenas prácticas agrícolas.

Alan Cruz, de nueve años dice que “para mí ha sido muy importante, porque he aprendido que las lombrices son ayuda para la tierra, la transforman en fertilizante y también aprendimos que hay muchos pesticidas que son peligrosos para la naturaleza y los seres humanos”. Marcela Escobar, mamá de uno de los niños, asegura que esta actividad ha entusiasmado a los niños y sus padres: “esto ha servido para motivar a los niños. Cuando hicieron la actividad con lombrices mi hijo llegó a la casa y me convenció de que pusiéramos un cajón con lombrices para poder sacar humus. El está muy entusiasmado y esto le ha servido para integrarse más con sus compañeros”.

Tal ha sido el éxito de estos talleres que esperan continuar con ellos durante todo el verano, que es la época de cosecha, y luego seguir durante el período escolar. La idea, aseguran sus gestores, es extenderlo para que más niños puedan hacer suyos los principios de autosustentabilidad, cuidado del medio ambiente y de paso promover una alimentación saludable.