LA MUJER QUE SE CONVIRTIO EN ARTESANA DE LA TOTORA

Karina Jorquera pertenece al convenio INDAP/Prodesal de Copiapó y pudo mostrar su artesanía a miles de personas en la ExpoMundoRural de Santiago

Autor: Indap

Atacama

Karina Jorquera Lizana no será recordada como la primera mujer que representa el alma de Totoral en la región de Atacama pero, sí, encarna fielmente el ADN de los habitantes de esta comunidad agrícola, pese a que no nació allí.

Tiene 39 años y es madre de una joven de 19. Desde 2001 cuando llegó en compañía de su padre y postuló a un sitio que le vendió la comunidad agrícola de Totoral, supo que su vida iba a cambiar drásticamente. De las asoleadas calles de Copiapó al camino que serpentea las pequeñas casa de totora, madera y adobe en la comarca. Su vida en los primeros años consistía principalmente en la recolección de las peras y otros frutos del huerto de su padre que comercializaba, pero Karina sentía que debía hacer algo por ella misma, sentir un propósito de su vida y de su sustento familiar.

De la artesanía no tenía ningún conocimiento ni cercanía, hasta que en 2007 participó con algún grado de escepticismo en un taller dictado por un especialista en totora de Santiago que había sido invitado por el grupo de artesanas de la comunidad. “Quedé impactada por la forma como el profesor trabajaba las varas de totora y las transformaba en figuras –comenta Karina-.  Dar forma a figuras de animales, objetos o conceptos, fue donde descubrí que podía expresar muchas cosas”, recuerda. La vida de agricultora de autoconsumo y subsistencia pasaba sin muchos sobresaltos hasta que Karina Jorquera decidió un día que debía dedicar más tiempo a la artesanía pues los pocos turistas que pasaban por Totoral se maravillaban con los objetos de las artesanas del pueblo. Así comenzó a producir artesanías en totora en mayor volumen y a comercializar en centros culturales de Copiapó, fabricando algunos objetos a pedido de clientes.

Pero Karina Jorquera no tenía los recursos para sustentar su actividad a gran escala. Fue así como ingresó al convenio INDAP/Prodesal en 2010 para recibir asesoría técnica de los equipos orientando sus esfuerzos de producción agrícola uniéndolos a la artesanía, su nueva gran pasión. Comenzó a participar en ferias de FOSIS y ferias artesanales de Copiapó y se fue ganando un nombre a fuerza de trabajo y empuje. “Estoy muy agradecida de los esfuerzos que INDAP y el Prodesal de Copiapó me han dado. Esta es una gran oportunidad de mostrar mi trabajo y el trabajo en definitiva de todas las artesanas del pueblo” expresa la artesana.

El tiempo en Totoral tampoco fue obstáculo para encontrar el amor y hoy ha forjado su vida junto a John Michea, un joven totoralino con quien comenzó un proyecto de turismo basado en cabalgatas para visitar pinturas rupestres, figuras líticas y rutas patrimoniales cerca de la costa en Caleta Pajonales. “Es un paisaje que combina el desierto con la flora natural que alcanza su esplendor con el desierto florido, las pinturas de la cultura copiapoa y los huertos de olivos centenarios y perales que crecen naturalmente en Totoral”.

Pero la fama del pueblo señala Karina está dada por los bancos de totora que crecen junto a los ojos de agua dulce a pocos metros al salir del poblado -señalando el vergel que dio vida a la centenaria comunidad-.  Este año Karina Jorquera fue seleccionada por el programa de artesanía de INDAP y tuvo la oportunidad de mostrar su arte en la ExpoMundoRural en la Estación Mapocho de Santiago. Fue una de las dos artesanas a nivel nacional que hicieron demostraciones y deleitaron a más de 35 mil personas que asistieron a la muestra.

Esta feliz por la experiencia vivida pero, sobre todo, feliz porque Totoral se hizo famosa –comenta Karina- aunque muchos asistentes a la feria me preguntaban si mi artesanía era del sur. “Creo que dejamos el nombre de Atacama muy bien puesto a nivel nacional y la gente ya tiene una idea de lo que las artesanas de Totoral son capaces de hacer, de mostrar a la gente” señala satisfecha. Hoy está a las puertas de formalizar su emprendimiento de turismo rural y artesanía. Lejos están esos años de incertidumbre en qué hacer con su vida. La respuesta –dice- estaba en sus manos, en la naturaleza, en la totora.