Mierda de vaca y biopreparados: Conceptos claves en el taller de Jairo Restrepo con campesinos en Hijuelas

Autor: Rodrigo Pizarro

Jairo Restrepo en la charla que encabezó para agricultores en Hijuelas

En una biofábrica de Hijuelas, y ante 45 floricultores y hortaliceros, el destacado agrónomo colombiano, educador y asesor internacional, dirigió un taller intensivo sobre prácticas regenerativas y biopreparados invitado por INDAP. 

Tener un poder… así, tal como el anhelo de esos héroes y heroínas de las series fantásticas, pero en este caso el de la autonomía de los insumos agrícolas externos al predio para levantar y sostener los cultivos, es el sentido de las biofábricas y el mensaje –casi mantra- que Jairo Restrepo Rivera enfatiza cuando lo invitan a dirigir proyectos de agricultura orgánica o capacitar -o intercambiar saberes, aclara- a agricultores familiares y campesinos como ocurrió este mes de noviembre, en la comuna de Hijuelas, en la región de Valparaíso. 

Jairo Restrepo es La mierda de vaca -o viceversa-. La mierda de vaca es el leit motiv y el nombre bajo el cual el ingeniero agrónomo colombiano-brasileño, agricultor y asesor internacional en transición a la agricultura orgánica, recuperación de suelos y elaboración de biopreparados, teje una red de experiencias desde comunidades campesinas hasta grandes proyectos en más de 30 países, incluido Chile a donde llegó por tercera vez para encabezar una capacitación intensiva con especial foco en manejo de biofábricas, a 45 floricultoras y floricultores, hortaliceros y fruticultores de Hijuelas y La Ligua, invitado por INDAP del Ministerio de Agricultura, a través de su programa de asesoría técnica SAT.

El escenario de este taller, encuentro e intercambio, de 3 días, fue la recién inaugurada Biofábrica de Bioinsumos de la Agrupación Romeral, una de las 3 biofábricas del tipo asociativo -las otras 2 están en Longotoma, La Ligua-, que junto a otras individuales se han levantado en Valparaíso con apoyo de INDAP, un número que tiene a esta región a la vanguardia en la implementación de estos establecimientos para la agricultura familiar.

 A estas 45 campesinas y campesinos, incluidas las 5 mujeres y 2 hombres a cargo del espacio utilizado para el taller, entregó relatos ricos en conocimientos adquiridos en predios del mundo, anécdotas de vida -como cuando se instaló por dos años en Chile en 1995- y sus recetas adaptadas a la realidad de una región sometida a la escasez hídrica. Estaba feliz por esta oportunidad. Lo suyo es sembrar la semilla de la agricultura orgánica –o ponerle los nutrientes que la hagan florecer.

Hoy el INDAP ha permitido esta posibilidad de estar en una fiesta de la agricultura orgánica. Agricultura orgánica es vida, es buscar la independencia de recursos externos a la finca, es buscar todo al interior de la propia parcela, es volver a reconquistar el enamoro por la vida. Los pequeños productores y las comunidades hacen posible esta propuesta”.

La autonomía de la que habla Restrepo es económica, pero también es ecológica, porque como ya lo comienzan a sentir las mujeres y hombres que tienen a cargo estas biofábricas, se están surtiendo de biofertilizantes y biopreparados para mejorar el manejo fitosanitario y la fertilización de cultivos mediante prácticas agrícolas sostenibles y regenerativas. Afuera se queda lo químico y lo ajeno a la propia naturaleza de estos territorios.

La mierda de vaca -y en extensivo el excremento que deja el ganado- protagoniza su propuesta porque completa la cadena de producción agroecológica con autonomía dentro del predio y en la práctica -como se vio en este taller-  permite producir desde biofertilizantes clásicos, como bocachi y bioles, hasta hidrolatos, caldos minerales para control de enfermedades y otros insumos orgánicos. Biopoder campesino -autonomía para la producción con recursos que ofrece el mismo predio-, re-existir -producir desde lo local para permanecer- y la inmensidad de lo pequeño -entender que todo nace ahí- son otros de los conceptos claves que cruzaron la presentación de Restrepo para entusiasmar aún más a estos agricultores con la transición a la sostenibilidad -como promueve el INDAP-.

“Una vaca es capaz de eliminar, de aportarnos aproximadamente ocho toneladas de mierda con orina en un año, una vaca, y si yo solamente aprovecho una tercera parte de esa mierda de vaca esto me da, en la manera de elaboración de biofertilizantes para tratar tranquilamente en nutrición fermentada, 50 hectáreas. De modo que hay que ver cómo transformar cada vez más ese culo de esa vaca para hacer una riqueza creciendo en agricultura orgánica, haciendo cada vez más gente y llamando a que se unan con esta propuesta. Agricultura orgánica es la continuidad de la mierda de la vaca, fortaleciendo la salud del suelo y la vida”.

Entre las y los agricultores familiares que llegaron a esta capacitación con Jairo Restrepo en Huijuelas hubo algunos que tenían experiencia previa en la puesta en práctica de las propuestas de Restrepo. Abel Flores, de Santa Cruz, con plantaciones de cerezas, llegó porque  tuvo al investigador en su casa por un curso similar y hoy es un destacado exalumno. 

“Tengo una biofábrica y preparamos insumos para el campo de mi señora en la montaña Teno y el mío en el sector del Huique. Nos han dado excelentes resultados todos los insumos que hemos fabricado y hemos aplicado con éxito en nuestros campos”.

La capacitación contó también con la presencia del director nacional de INDAP, Santiago Rojas; el seremi de Agricultura, Sergio Salvador, y el director regional de INDAP, Sergio Valladares. Rojas apuntó:

“Estamos avanzando con la agenda de Agricultura Sostenible de Base Agroecológica del INDAP tal como lo comprometimos en la Estrategia 2030. Justamente queremos que estas sean biofábricas vivas y aquí están aprendiendo directamente sobre cómo producir, a partir de distintos residuos de la producción, insumos fundamentales para reducir los costos, mejorar la productividad y mejorar la rentabilidad”.

La apuesta del equipo de INDAP Valparaíso, las áreas de La Ligua y La Calera y la consultora a cargo a través del programa SAT, tendrá efectos directos en la calidad de los productos que recibe un gran número de consumidores, y en la calidad de vida de estos: además de sus vías locales de comercialización, los floricultores son proveedores del gran Terminal de Flores de Santiago y los hortaliceros llegan con lo suyo a la Central de Abastecimiento Lo Valledor. Todas y todos volvieron a sus predios con estos nuevos conocimientos, una red de intercambio y comunicación propuesta por Jairo Restrepo y uno de sus libros bajo el brazo que les entregó INDAP como obsequio: Mierda a la carta, un nuevo ABC de la Agricultura Orgánica. 


 


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