Productora caprina de Ovalle Yasna Molina ganó medalla de bronce en mundial de quesos realizado en Suiza
Autor: Julio Díaz
Nacional Mercado Coquimbo
“Es un sueño hecho realidad”, dijo la emprendedora de Caprinos Villaseca, que compitió con un queso feta macerado en aceite de oliva, Caprifet, en la categoría Leche de Cabra-Queso con Aditivo.
“Mi gran sueño siempre fue lograr algún premio en un torneo mundial y hoy me siento muy feliz y orgullosa de haberlo logrado. Fue una sorpresa y una emoción enormes”, dice todavía emocionada Yasna Molina, de la empresa familiar Caprinos Villaseca, de la comuna de Ovalle, quien ganó una histórica medalla de bronce –la primera que logra Chile– en el World Cheese Awards, que se realizó entre el 13 y el 15 de este mes en Berna, Suiza, con la participación de 5 mil quesos de 46 países.
La emprendedora limarina participó en esta trigesimoséptima versión de la competencia mundial en la categoría Leche de Cabra-Queso con Aditivo con su producto Caprifet. “Es un queso inspirado en la receta de los quesos feta. Nosotros lo maduramos durante 45 días en una salmuera de su propio suero y luego de este proceso lo vendemos en un frasco, desgranado y macerado en aceite de oliva. Es muy versátil y se puede usar para ensaladas, como aderezo, para pizzas, como relleno o simplemente para comerlo en una tostada”, dice.
Esta fue la segunda vez que Yasna envió una muestra para el World Cheese Awards. Antes lo había hecho con su queso azul Anqas, con el que el año pasado ganó el premio al Mejor Queso de América en Cayambe, Ecuador, certamen en el que en 2023 habría logrado una medalla de oro por su queso Cabrita Malpaso, macerado en pisco, y una de bronce por el azul Anqas.
Y no han sido las únicas distinciones: en octubre último ganó dos premios en el Encuentro Quesos del Mundo que se efectuó en el marco de la feria Espacio Food & Service: una medalla de oro por su queso Ricabra, macerado en licor de hierba rica-rica, y una de bronce por su ya famoso queso azul.
Toda esta avalancha de reconocimientos y en especial la medalla de bronce obtenida en Suiza, dice la productora, hoy los tienen un poquito menos eufóricos: “Seguimos la competencia por YouTube y me enteré de la medalla justo cuando estaba en la ducha. Me hiperventilé por la emoción, porque los últimos años me había imaginado ganando una medallita; sabemos que tenemos productos de alta calidad, valorados por los clientes y jurados de talla internacional. Celebramos en familia”.
Molina agrega que estos premios, además de ser un reconocimiento al esfuerzo familiar, también tienen una relevancia para su territorio y para los demás crianceros de la región de Coquimbo, “ya que contribuyen al fomento del turismo y la gastronomía; ponen a nuestra zona en el mapa quesero mundial; llevan la industria caprina de la región a lo más alto posible; y valorizan un producto que si algo tiene es gran identidad local”.
También comenta que en el último tiempo se ha notado un boom por el consumo de queso de cabra y esto lo atribuye “a la mejor calidad de la producción nacional, a las redes sociales y a que la leche de cabra tiene muchos beneficios para la salud: es rica en vitaminas, proteínas, grasas saludables y antioxidantes; beneficia a la flora intestinal y se recomienda a quienes tienen alergias alimentarias, entre otras cosas”.
De profesión ingeniera comercial, Yasna Molina dejó su trabajo en una minera en Calama en 2014 para volver a sus raíces y trabajar junto a su madre Aurelia González y su padrastro Benito Gallegos. Cambió el estrés que la agobiaba por un espacio que siempre la hizo feliz. Completan el team su marido Carlos Olivares, su tía Govinda González y Patricio Barraza, “un trabajador que las hace todas”.
“Mi familia lleva toda la vida produciendo leche de cabra y haciendo quesos, pero cuando creamos Caprinos Villaseca en 2018 decidimos dedicarnos a hacer diferentes variedades de quesos gourmet. Para eso, nos formalizamos y mejoramos las salas e infraestructura quesera, para convertirnos en una pequeña empresa”, recuerda Yasna Molina.
En este sentido, destaca la profesionalización que ha experimentado su rubro durante los últimos años en la región, principalmente gracias al Plan Caprino, del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) –servicio del cual es usuaria–, y al Programa Transforma Caprino, de Corfo, que les han brindado inversiones, asesorías, capacitaciones y giras técnicas a muchos crianceros, para pasar de los tradicionales quesos frescos artesanales a productos de mayor valor.
“Esto no surgió de forma espontánea, sino que es un gran trabajo de organismos públicos para que avancemos en nuevas recetas, en la adaptación de nuestra actividad al cambio climático, en más conocimientos. Todo suma, porque la experiencia de otros nos nutre y hay que saber aprovechar las oportunidades para surgir como caprinocultores. En la región se produce un volumen de queso muy importante y es necesario innovar para llegar a nuevos mercados. Esa fue nuestro objetivo desde el día uno”, comenta.
El próximo paso que visualiza ahora la premiada productora es la consolidación: “Queremos crecer un poco y tener más manos que aporten al negocio. No queremos ser industriales, deseamos seguir siendo artesanales para mantener la calidad y no explotar a los animales, que son nuestros socios. Tenemos una visión de bienestar para todos quienes conforman nuestra empresa familiar”.
Caprinos Villaseca cuenta con poco más de un centenar de animales, que la productora califica como un mix de cabras criollas mejoradas por la cruza con las razas saanen, alpinas americanas y toggenburg, las que, por efectos de la sequía, irán siendo reemplazadas por murcianas, ya que hay poco espacio de tiempo para el pastoreo y el trabajo futuro se visualiza más en establo. “Ahora tenemos 109 cabras dando leche de calidad mundial”, dice orgullosa la maestra quesera.