Rubro de agroprocesados se profesionaliza entre los usuarios de INDAP en la Región de Ñuble

Autor: Claudia Worner

Zona Sur Mercado Ñuble
José Arriagada - agroprocesados Nuble

Mermeladas, conservas y miel constituyen la mayoría de los agroprocesados que se elaboran en la Región de Ñuble y junto al turismo rural constituyen un rubro que ha permitido dar valor agregado a parte importante de la producción agrícola de la zona. Los alimentos procesados representan el 73% de este rubro y son producidos principalmente por mujeres, un 72%.

Quinaida Valdebenito es una de estas mujeres. En Pemuco, desarrolla la recolección y secado de productos forestales no madereros como hierbas medicinales y hongos en coordinación con otros productores. “Llevamos más de 22 años organizados y desde hace 12 empezamos a trabajar con una planta para secar los productos”, comenta.

Aunque partieron con la recolección, el aumento de la demanda y el cambio climático hicieron que cambiaran su modelo y se concentraran en la producción de hierbas. Así, hoy recolectan el 30% de su producción mientras el otro 70% lo cultivan en pequeños predios entregados por las forestales. “Hace ocho años INDAP nos acogió en este caminar de la recolección y nos ha brindado un apoyo muy importante, porque antes todo era precario. Se nos iba parte de la vida a puro pulso, pero con INDAP el cambio se notó, porque mejoramos la planta, conseguimos una bodega e implementos y el año pasado instalamos un pozo profundo para ayudarnos en el cultivo. Todo eso nos ha facilitado el trabajo y ha mejorado nuestra calidad de vida, si no esto sería demasiado sacrificado. Incluso el cultivo se hacía a puro azadón en las 3 hectáreas donde tenemos las hierbas, ahora lo hacemos con motocultivador”, cuenta Quinaida.

Según la productora, se ha notado el cambio, porque el servicio del agro “ha tenido la sensibilidad de mirar nuestro esfuerzo y apoyarnos en nuestras necesidades”. Agrega que ahora el desafío es aumentar la producción para satisfacer una creciente demanda.

Para mejorar la infraestructura de este rubro se requiere de resolución sanitaria, un ítem en que ha habido un aumento de 41% entre 2019 y 2021, gracias al apoyo del programa de Asesoría Técnica Especializada en el proceso de gestión y a las inversiones para la obtención final de la autorización sanitaria, lo que se dificulta para los pequeños productores debido a las altas inversiones requeridas y a la falta de agua o alcantarillado. “El apoyo de INDAP ha sido relevante para quienes han logrado la infraestructura requerida”, indica la directora regional de la institución, Tatiana Merino.

José Arriagada, de Portezuelo, se interesó en el rubro hace 15 años, cuando buscaba una alternativa de explotación para su huerto de olivos. “Me hice usuario de INDAP e ingresé al Prodesal. Ahí empecé a capacitarme en el proceso de preparación de aceitunas y mermeladas”, cuenta. Partió con una pequeña sala de procesos y hoy, gracias a su integración al Servicio de Asesoría Técnica (SAT) de Turismo Rural, se ha encaminado como empresa familiar para mostrar una experiencia distinta al rubro viñatero en el corazón del Valle del Itata.

“Ya tengo avances con los baños, una sala de degustación y otros proyectos, como la instalación de paneles solares conectados a la red eléctrica. En Portezuelo el fuerte son los vinos patrimoniales, pero este también es un rubro sustentable y quiero mostrar algo distinto en el Valle del Itata, una granja que pueda mostrar cosas diferentes. Y en eso tengo el apoyo de INDAP”, añade.

Ante la aparición de otros productores de olivas, Arriagada afirma que la clave es diferenciarse. “Mis aceitunas las proceso y hago mermeladas y pastas, una con ají de una antigua receta”, cuenta. Para ello utiliza su propia producción y lo que compra a sus vecinos. “Estoy agradecido de INDAP porque ha creído en mí y yo respondo aprovechando bien los recursos que me otorgan y que me permiten mostrar cosas diferentes en el Valle del Itata”.