Una experiencia que sirve de ejemplo del avance productivo al que se puede llegar es la que tuvieron 27 participantes del Programa Fortalecimiento a la Producción y Comercialización Sustentable del Rubro Caprino Lechero (Plan Caprino) de INDAP, de las unidades operativas de la provincia de Choapa, quienes realizaron una visita técnica a la Quesería El Tebal de la comuna de Salamanca.

Esta quesería mantiene un plantel de 41 cabras productivas de razas lecheras Alpina y Saanen en manejo estabulado y, entre otras características, produce quesos de distintos sabores, sellados al vacío y en formatos de medio kilo.

Quienes participaron en la visita pudieron ver cómo un productor de características similares a las suyas ha conseguido logros significativos en su negocio, ya que cuenta con un sistema de quesería moderna que funciona con un plantel reducido de animales y con alta tecnología en los procesos de extracción de leche y elaboración de quesos.

Una de las asistentes fue Erika Soto, de la comuna de Illapel, quien comentó que fue una jornada “muy bonita y satisfactoria. Nos mostraron los quesos que producen y vimos que el plantel lo tienen en muy buenas condiciones. Eso nos sirve, porque vamos aprendiendo todo lo relacionado con la incorporación de tecnología y que con empeño podemos llegar a algo similar”.

También participó en la jornada Luis Rojo, de la comuna de Canela, quien expresó que lo que más le llamó la atención fue que “aprendimos nuevas técnicas, con las que podemos sacarle mayor aprovecho a lo que producimos, que en este caso es el queso. Lo que vimos nos servirá mucho en nuestro trabajo”.

El director de INDAP Coquimbo, Víctor Illanes, señaló que la actividad tuvo como principal objetivo que los usuarios y usuarias de la institución “conocieran una experiencia real y cercana. Esto les permitió darse cuenta que sin implementar mejoras en los manejos, desde el corral e incluyendo la aplicación de protocolos de ordeña que aseguren una materia prima inocua, será muy difícil avanzar en la obtención de un producto final con altos estándares sanitarios”. Añadió que “esta jornada les demostró que el cambio es posible, alcanzable y necesario”.

INDAP ejecuta el Plan Caprino en las regiones de Coquimbo y Atacama, para que los productores y productoras caprinos lecheros puedan mantener o mejorar su actividad productiva, permanecer en el territorio e incrementar su margen bruto, mediante el fortalecimiento productivo y comercial de sus sistemas, a través de la incorporación de prácticas sostenibles y la agregación de valor.

“Desde el Ministerio de Agricultura queremos poner a disposición de los usuarios y usuarias de INDAP la mayor cantidad de herramientas para que puedan adquirir nuevos conocimientos o para que actualicen lo que ya saben. Esta visita a la que pudieron asistir los participantes del Plan Caprino de la provincia de Choapa nos llena de satisfacción”, dijo el seremi de Agricultura, Christian Álvarez.

Próximamente INDAP replicará una actividad similar para los usuarios y usuarias del Plan Caprino de la Unidad Operativa Ovalle-Punitaqui.

El coordinador de la Red Nacional de Sustentabilidad y Transición a la Agroecología de INDAP no solo habló de agroecología. También movió inquietudes, observó los cultivos y los rostros, y dijo con voz firme que el cuidado del planeta no es negociable.

Fue una jornada sin pausas, pero con mucho sentido. Desde que llegó a Punta Arenas, Patricio Camoglino no paró, recorrió experiencias agrícolas, se reunió con equipos técnicos de la UMAG, de INIA y con funcionarias y funcionarios de INDAP. Escuchó, propuso, elogió y también sentenció: “el cambio climático por sí solo no va a generar una transición agroecológica. Eso se gatilla con conciencia, con organización, decisión y acción”.

Con tono entusiasta, entre mates y conversaciones campesinas, Camoglino se movió como pez en el agua entre las y los agricultores magallánicos. No solo habló de conceptos: los vivió. Observó predios, compartió prácticas, escuchó desafíos locales y dejó claro que la agroecología es tanto ciencia como experiencia, técnica y corazón.

—¿Cómo llegó al mundo de la agroecología y hace cuánto está vinculado a ella?

—Estudié Agronomía en la Universidad Católica, en Santiago. En segundo año formamos un grupo que se llamaba AgroSocial y ahí conocí a Juan Gastón, un profesor de Ecología que marcó mi camino. Después creamos un colectivo llamado CEPA, que era la Coordinadora de Estudiantes por la Agroecología. Organizamos nueve congresos nacionales y desde entonces no me detuve. Han pasado más de 20 años formándome y trabajando en esto. Entré a INDAP en 2022, como encargado regional de agroecología en La Araucanía.

—¿Qué le dejó esta visita a Magallanes? ¿Qué vio en esta región?

—Veo una tremenda oportunidad. Hay experiencias potentes, territorio con identidad. Hay complejidades propias del clima, del suelo, de lo extremo del lugar. Sin embargo, el potencial está ahí. Y la historia también. En estas zonas el modelo convencional llegó más tarde y eso es una ventaja. La agricultura aquí mantiene aún prácticas que en otros lados se han perdido.

—¿Por qué la agroecología se vuelve tan importante en este contexto?

—Porque estamos en un momento bisagra. El cambio climático avanza, pero no basta con que exista: hay que hacer algo. La agroecología es una herramienta concreta para adaptarnos. No es volver al pasado, es recuperar lo valioso y darle fuerza con conocimiento y tecnología. Esto ya lo hacían nuestros abuelos y abuelas, aunque no le llamaran agroecología. El término surge desde la ciencia, luego se transforma en práctica y hoy también es movimiento social y políticas públicas.

 —¿Qué características definen esta transición agroecológica?

—La primera es entender que somos parte de un ecosistema. El predio no es una fábrica, es un organismo vivo. Hay que cuidar el suelo, volver a producir con lo que se tiene, consumir de temporada. Hoy muchos alimentos han perdido su valor nutricional porque los suelos están degradados. La espinaca de hoy no tiene los mismos minerales que hace 30 años. Los fertilizantes químicos no reponen microorganismos ni materia orgánica, solo alimentan de manera artificial. Y así no se sostiene el sistema.

—¿Cómo se logra avanzar en la práctica? ¿Qué pasa con los productores convencionales?

—El cambio no es blanco o negro. Por eso hablamos de transición agroecológica. Un productor convencional puede dar pasos hacia prácticas más sustentables. No se trata de excluir a nadie, sino de rediseñar el sistema productivo con respeto al entorno. Vincularse con la comunidad, mirar el paisaje, hacer agronomía con conciencia. Eso es agroecología.

—La organización social parece tener un rol central en este modelo…

—Y lo tiene. La agroecología no es individual, es colectiva. En los años 60 y 70 las organizaciones campesinas eran fuertes, autosustentables, con educación propia. La dictadura quebró eso y después vino un modelo que nos hizo competir entre nosotros, desconfiar. Pero hoy hay espacios que están recuperando esa mística. Las mesas de la mujer rural, los mercados campesinos, los comités agroecológicos, los jóvenes organizados. Todo eso es parte de la transición.

—¿Y cómo se conectan las nuevas generaciones con esto?

—Muchos jóvenes se han autoformado. Miran videos en YouTube, siguen cuentas agroecológicas en redes, prueban en sus huertas. El conocimiento circula, pero ahora falta articularlo, vincularlo con las generaciones mayores, superar esa brecha. Lo ambiental y lo tecnológico van de la mano, y eso abre una posibilidad enorme. El desafío es cómo nos organizamos y para qué.

—En ese para qué, ¿hay un mensaje que le gustaría dejar a quienes trabajan la tierra en la zona austral?

—Sí. Que lo que hacen es importante. Que lo ancestral tiene valor, que no hay que esperar que alguien de afuera diga “esto es agroecología” para darle sentido. Ya lo están haciendo. Ahora falta confiar, avanzar en red, cuidar el suelo, sembrar conciencia. La agroecología no es una moda, es un regreso con futuro.

Para modernizar y mejorar el trabajo agrícola en el mundo rural, INDAP cuenta con una importante herramienta. Se trata del IFP (Inversiones de Fomento Productivo), que tiene abierto un llamado a concurso en la comuna de Punitaqui ¿En qué consiste este beneficio? En el cofinanciamiento de infraestructura, maquinaria o implementos para el desempeño de los diversos emprendimientos silvoagropecuarios.

El calendario de postulación es el siguiente: el cierre del proceso es el lunes 9 de junio a las 13horas; la publicación de resultados preliminares, el viernes 13 de junio a las 16 horas; las reconsideraciones serán hasta el miércoles 18 de junio a las 13:30 horas y la publicación de resultados finales, el lunes 23 de junio a las 17 horas.

Respecto a esta iniciativa, el director de INDAP Coquimbo, Víctor Illanes, enfatizó que el beneficio “está dirigido a usuarios y usuarias del Programa de Desarrollo Local (Prodesal) y del Programa Agropecuario para el Desarrollo Integral de los Pequeños Productores Campesinos del Secano de la Región de Coquimbo (PADIS) de Punitaqui y es una oportunidad para fortalecer el trabajo que llevan a cabo, con inversiones que disminuyan su esfuerzo físico y el tiempo de labores”.

Por su parte, el seremi de Agricultura, Christian Álvarez, destacó que “queremos que las personas permanezcan en el campo y para ello el Presidente Boric nos ha pedido otorgar al mundo rural las herramientas necesarias para que su labor sea cada día más eficiente y eficaz”.

En esta ocasión, el llamado a concurso IFP en Punitaqui priorizará las postulaciones con proyectos enfocados en alguno de los siguientes ejes de trabajo de INDAP: Agricultura Sostenible y Resiliente, Mercados Inclusivos y Transformación Participativa y Asociativa del Campo.

Ante dudas o consultas, quienes se interesen en postular al concurso deberán comunicarse con la Agencia de Área Ovalle, ubicada en Miguel Aguirre Perry 335, Edificio Público, oficina 201, teléfono 53 2422500. 

En un esfuerzo por mejorar las prácticas ganaderas en la zona altiplánica, INDAP Tarapacá, a través de su Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI), llevó a cabo un taller formativo sobre las características nutricionales de los forrajes locales. La actividad se realizó en Colchane y reunió a 50 agricultores de esa comuna, para capacitarlos en la evaluación de forrajes nativos y técnicas de conservación para optimizar la alimentación animal, un desafío constante para los productores de camélidos.

Edwin Torrico Flores, ingeniero agrónomo zootecnista de la Universidad Técnica de Oruro, fue uno de los expositores del taller y destacó la importancia del reconocimiento del valor nutricional de los forrajes nativos y su conservación para épocas de estiaje (cuando bajan los caudales de los ríos y lagunas producto de la sequía).

Durante la actividad los asistentes también pudieron aprender a preparar alimentos balanceados usando jipi (afrechillo), haciendo así un uso eficiente de los recursos locales.

Francisco Mamani Amaro, ganadero de Ancuaque, valoró su experiencia en el taller: "Nos ayuda a tener información para mejorar la alimentación de los animales. Ahora tenemos otra mentalidad y sabemos los alimentos que podemos usar". Su testimonio resaltó la necesidad de poder actualizar conocimientos ara el manejo del ganado en un contexto de escasez de forraje.

Las intervenciones de los participantes reflejaron un amplio consenso sobre la relevancia de estos talleres, ya que no solo buscan mejorar la nutrición de su ganado, sino también adaptarse a las condiciones cambiantes del entorno. "Es fundamental tener más recursos estatales para facilitar estas experiencias educativas", señaló Mamani, quien abogó por aprender de las mejores prácticas de otras regiones.

La capacitación, a cargo del equipo profesional del PDTI de Colchane, es crucial para enfrentar los desafíos que presenta la ganadería en la zona. La integración de técnicas innovadoras y el uso de forrajes nativos optimizan la alimentación de los camélidos y contribuyen así a la sostenibilidad del sector.

Para el director de INDAP Tarapacá, Adolfo Hidalgo, el taller sobre la evaluación y conservación de forrajes representa “un paso significativo hacia la mejora de las prácticas ganaderas en Tarapacá. La responsabilidad de los participantes, así como el compromiso de entidades como la nuestra, son fundamentales para asegurar un futuro más sostenible y próspero para la ganadería en la región”.

La comuna de Colchane se caracteriza por la ganadería camélida que realiza libre pastoreo en los bofedales y pastizales, por lo tanto actividades de conocimiento para incorporar nuevas prácticas son fundamentales para un uso eficiente de los recursos que se disponen en este piso ecológico del altiplano.

“Saber vender es creer en lo que se hace”, “producir en esta zona es una hazaña, y hacerlo desde la agroecología aún más”, fueron algunas de las frases que dejó la iniciativa organizada por INDAP e INIA a través del Programa de Transición a la Agricultura Sostenible (TAS).

Más que un taller técnico, el encuentro de agricultores de Magallanes se transformó en un espacio de reflexión colectiva sobre el sentido profundo de cultivar en uno de los territorios más australes del planeta. Organizado en el marco del Programa de Transición a la Agricultura Sostenible (TAS), la jornada reunió a productores de toda la región, junto a representantes de INDAP, especialistas del INIA y académicos de la Universidad de Magallanes, en el recinto Los Ganaderos.

Lejos de limitarse a cifras productivas, el diálogo puso en valor la identidad local, la capacidad de adaptación y el orgullo de quienes trabajan la tierra en condiciones extremas. "Producir aquí es una hazaña, y hacerlo desde la agroecología aún más", destacó el relator Luis Sáez Tonacca, ingeniero agrónomo y profesor de la Universidad de Santiago. "Se nota que no lo hacen solo por necesidad, sino por convicción".

Uno de los ejes centrales fue la comercialización con identidad. Sáez compartió estrategias para desarrollar marcas territoriales y acceder a mercados, pero enfatizó un hallazgo clave: "Aquí no hablamos de agricultores que no logran vender sus productos; por el contrario, están comercializando y se sienten orgullosos de su trabajo. Esa madurez es excepcional".

Sáez fue claro también en la importancia de la asociatividad: “Lo que no puedo hacer solo, puedo lograrlo con otros. Pero muchas veces impulsamos asociaciones sin un propósito común, y ahí fallamos como técnicos”. La confianza, sostuvo, sigue siendo el talón de Aquiles en muchos procesos organizativos colectivos. A su vez, criticó la dependencia de beneficios externos. “Si la motivación es un bono o un proyecto, el grupo no se sostiene. La comunidad debe construirse desde adentro”, afirmó.

Como contrapunto, citó el modelo cubano de cooperativas: "Allá la solidaridad es práctica cotidiana. Si una zona tiene alta diabetes, producen alimentos acordes. El ser humano está al centro".

El taller, que duró todo un día y concentró a agricultores de toda la región, no fue un hecho aislado. Forma parte de los dos años de implementación del TAS, que acompaña a 20 agricultores en la adopción de prácticas agroecológicas con el financiamiento de INDAP y el apoyo técnico de INIA. Según Gabriel Zegers, director de INDAP Magallanes, la iniciativa pone en valor "los vínculos humanos que se construyen más allá de la mera producción, en los mercados locales y campesinos, donde quien compra su alimento tiene la oportunidad de establecer lazos de confianza con quien lo produjo. Ese es un cimiento fundamental para el camino a la soberanía alimentaria regional".

La clave, según los participantes, está en lo intangible. Rosa Cárdenas, agricultora de Punta Arenas, y Orita Teca, de Puerto Natales, coincidieron: "Aquí hay cariño, empuje y un sentido de hacer y producir que va más allá de lo económico".

Al cierre de la jornada, Sáez aseguró que muchas veces los agricultores ya están asociados, aunque no lo sepan. “Se apoyan, se ayudan, se reúnen. Falta que alguien ponga ese valor sobre la mesa y les ayude a reconocerse como colectivo. Ahí comienza el verdadero cambio”, concluyó. 

En un esfuerzo por fortalecer el desarrollo agrícola y empoderar a las mujeres rurales se llevó a cabo la tercera Mesa de la Mujer Rural en la Junta de Vecinos del Valle de Quisma, comuna de Pica. Este evento, organizado por el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género junto con INDAP, reunió a autoridades y mujeres del sector agrícola para discutir los desafíos del sector. La actividad se centró en la importancia de crear espacios de diálogo entre las mujeres rurales y los servicios públicos, con el objetivo de abordar sus necesidades y fomentar su participación activa en sus comunidades.

La mesa contó con la participación de diversos servicios, incluido el Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (Sernameg), el SAG y Senapred, entre otros. También estuvo presente el seremi de Agricultura, Eduardo Justo, quien junto a profesionales del sector se sumó a la parrilla de difusión de los servicios vinculados al agro.

Eduardo Justo precisó que "esta es la tercera Mesa de la Mujer Rural en la que sesionamos junto a INDAP, Prodemu, Sernameg y la seremi Noemí Salinas con una importante parrilla en materia de equidad de género y fortalecimiento de la mujer en el mundo rural. Como agro hemos estado en Pozo Almonte, Camiña y ahora en el Valle de Quisma, comuna de Pica, por lo que esperamos seguir avanzando en las comunas de Colchane y Huara, sumando así las cinco comunas de la provincia del Tamarugal, donde el 51% de las usuarias INDAP son mujeres”.

Las autoridades enfatizaron la necesidad de seguir trabajando en colaboración para materializar estas iniciativas y asegurar que las mujeres rurales se sientan apoyadas y valoradas. En el análisis del encuentro, la Mesa de la Mujer Rural y su presencia en los territorios de la provincia es muy bien valorada por las mujeres del campo, ya que es uno de los pocos espacios que les permite dialogar con la autoridad y llevar inquietudes, que pueden ser respondidas vía talleres o capacitaciones, de acuerdo a la naturaleza de la problemática.

Parral se vistió a fiesta el pasado viernes 16 de mayo para albergar en su plaza de armas la primera Expo Arroz, feria temática organizada de manera conjunta por INDAP y la Municipalidad de Parral. La inauguración contó con la presencia del director nacional de INDAP, Santiago Rojas, quien destacó la importancia de este evento que busca poner el valor la importancia económica y patrimonial, tanto para la agricultura familiar como para la región y el país, del cultivo del arroz.

Rojas dijo que la feria apunta a un rubro estratégico para INDAP y la agricultura familiar: “Quería felicitar esta iniciativa y saludar a las y los productores de arroz y a toda la cadena del arroz, también a las organizaciones de productores, consultores, equipos de INDAP. Este es un rubro fundamental para el país, que está contribuyendo a la seguridad y soberanía alimentaria. Muchas personas no lo saben, pero acá se produce el arroz más austral del mundo. Como gobierno hemos generado un programa de Cultivos Tradicionales donde trabajamos con más de 400 familias, con asistencia técnica, inversiones, capital de trabajo. Y vamos a seguir haciendo esto, porque ese es nuestro rol como Estado, como gobierno del Presidente Boric”.

Patricio Ojeda, alcalde de Parral, destacó el trabajo conjunto con INDAP para materializar esta feria. “Yo quiero celebrar la asociatividad, el trabajo conjunto, ponernos objetivos entre INDAP y el municipio en favor de agricultores y agricultoras. Lo que queremos decirle a todo el mundo es que somos la comuna que más arroz produce, pero al mismo tiempo queremos dejar claro que somos quienes producimos el mejor arroz de Chile. Eso lo vamos a seguir fortaleciendo con fuerza, porque tenemos que relevar el trabajo sacrificado de los agricultores. No nos podemos proyectar al futuro sin primero valorar nuestro pasado y nuestro presente. Esta expo es una gran oportunidad para impulsar el fortalecimiento de la asociatividad, del trabajo experimental que está haciendo INIA y del trabajo gubernamental a través de INDAP y el municipio”.

En la Expo Arroz participaron representantes de la industria del arroz, productores y exportadores de este cereal. Se realizó una muestra de tecnología y maquinaria utilizada en el rubro, charlas técnicas y degustaciones en base al arroz. Además se contó con un Mercado Campesino de usuarios de INDAP con una amplia variedad de productos, como vinos, licores artesanales quesos, conservas, artesanías y plantas, y también con una muestra de emprendedores de la comuna y espectáculos artísticos.

En la ceremonia inaugural se premió a productores de arroz de la comuna, usuarios de INDAP, que destacaron en las categorías de usuario joven (Ramón Retamal Morales y Carla González Neira), agricultores innovadores (Guillermo Marchant Bustamante y Ana Contreras Maureira), agricultores sustentables (Manuel Leiva González y Juana Jiménez Parada), agricultores con mejor rendimiento (Jerónimo Retamal y Adela Albornoz Hurtado) y y productores de arroz con mayor trayectoria en el rubro (Jorge Espinoza Guajardo y María Martínez Valdés).

Para INDAP, mantener y fortalecer el cultivo del arroz es parte de los objetivos de su Programa de Cultivos Tradicionales, que incorpora no solo a este cultivo, sino que también al maíz, la avena, trigo y papas, entre otros, y que busca aumentar la superficie de estos cultivos y asegurar así la seguridad y soberanía alimentaria del país.

En el caso de los arroceros de Parral y Retiro, este rubro ha logrado sostener su producción y mantener un rol relevante en el mercado gracias a cambios importantes en los modelos de cultivo y de cosecha que comenzaron a aplicarse hace casi una década, cuando el sector se encontraba bajo fuerte amenaza ante el déficit hídrico y el mayor costo de insumos y mano de obra. Así destacan ahora las prácticas de nivel con pala láser de suelo, la siembra de arroz en seco, la mecanización de la cosecha, la siembra con drones y el uso de nuevas semillas más eficientes y certificadas, entre otros.

En la Expo Arroz 2025 participaron también el delegado regional, Humberto Aqueveque; la seremi de Agricultura, Claudia Ramos; el director regional de INDAP, Jorge Céspedes; concejales de la comuna y consejeros regionales, entre otras autoridades. 

Apoyos buscan fortalecer la producción, modernizar el trabajo en el campo y potenciar la asociatividad en la comuna.

Con una masiva ceremonia, el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) entregó más de $153 millones en incentivos y bonos a agricultores y agricultoras de Paillaco. La actividad, realizada en coordinación con el municipio local, benefició a usuarios del Programa de Desarrollo Local (Prodesal) y también contempló apoyos para jóvenes rurales y proyectos asociativos.

En total, fueron 77 los agricultores que recibieron incentivos del Programa de Inversiones de Fomento Productivo (IFP), por un monto superior a los $78 millones, destinados a impulsar iniciativas que mejoren sus sistemas de producción. A esto se suman 423 bonos del Fondo de Operación Anual (FOA), por más de $61 millones, los cuales permitirán cubrir necesidades básicas vinculadas al trabajo agrícola, sobre todo en los meses de invierno.

La jornada también destacó por la entrega de recursos a tres jóvenes de la comuna, quienes ejecutarán iniciativas productivas gracias al Concurso PDI Jóvenes Rurales, con una inversión total de $5.750.000. Esta línea de apoyo busca fomentar las mejores ideas impulsadas por juventudes rurales que realizan actividades silvoagropecuarias o conexas en la región, promoviendo así la sustentabilidad a través de prácticas agroecológicas. El programa pone especial énfasis en proyectos que integren criterios como la sustentabilidad ambiental, la vinculación con el mercado, la innovación y la asociatividad, en sintonía con los lineamientos institucionales de INDAP.

En el marco del Programa de Desarrollo de Inversiones (PDI), que entrega activos productivos y tecnológicos para mejorar los procesos agrícolas y comerciales, también se apoyó a dos grupos pre-asociativos de la comuna con un total de $7.777.777. La entrega de estos recursos pone en valor el trabajo colaborativo y la asociatividad como herramientas clave para fortalecer el desarrollo rural y abrir nuevas oportunidades productivas en el territorio.

Durante el encuentro, la directora de INDAP Los Ríos, Alejandra Bartsch, dijo que “estos incentivos no son solo un apoyo económico, sino también una señal clara de que creemos en el valor de la agricultura familiar. Es significativo ver cómo jóvenes y agrupaciones rurales se comprometen con el desarrollo de sus comunidades”.

Una de las beneficiarias, Magali Navarrete, compartió su experiencia: “Con este apoyo podré mejorar mi invernadero y aumentar mi producción. Estoy muy agradecida, porque esto realmente cambia nuestra forma de trabajar y vivir en el campo”.

Además de la entrega de recursos, la actividad incluyó espacios informativos a cargo del equipo técnico del Prodesal de Paillaco, parte importante del acompañamiento constante de INDAP a sus usuarios y usuarias.

El subsidio estatal que entrega Agroseguros y que complementa el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) a la contratación de los seguros agropecuarios es una herramienta potente de transferencia de riesgo. La compañía de seguros, ante un cultivo asegurado y dañado por riesgo cubierto, paga una indemnización que permite recuperar parte de los costos de producción para así enfrentar los compromisos financieros y continuar con la actividad productiva.

Tal fue el caso de una productora y dos productores de la comuna de Paihuano, en la región de Coquimbo, afectados por lluvias extemporáneas. Se trata de Rosa Cortés Paz, de la localidad de Alcohuaz; Lisímaco Jiménez González, de la localidad de Horcón; y Wilson Muñiz Díaz, también de la localidad de Horcón. Todos son usuarios de INDAP y se dedican al rubro pisquero.

Rosa Cortés produce principalmente uva moscatel de austria —la que entrega a la Cooperativa Capel—, seguido de moscatel rosada. Su hijo Javier Morgado Cortés dijo que las lluvias ocurridas a fines de 2024 y a principios de este año “fueron inesperadas y catastróficas en la parte productiva. Además, hubo heladas y mucho viento que nos arrancaron varias guías de parras nuevas que venían bien cargaditas. Eso ocurrió en meses que no corresponde. Lamentablemente, estamos sujetos a este cambio generalizado del clima”.

El director de INDAP Coquimbo, Víctor Illanes, afirmó que los usuarios y usuarias de la institución “realizan una tarea enorme, que contribuye a que cada día los hogares de Chile tengan en su mesa alimentos sanos, de calidad y con identidad local. Y para que puedan producir de la manera más óptima posible tenemos los seguros agropecuarios, que una vez contratados tienen la misión de protegerlos cuando ven dañadas sus producciones, tal como ocurrió en Paihuano”.

Respecto a este trabajo, el seremi de Agricultura, Christian Álvarez, dijo que “es importante que la Agricultura Familiar Campesina e Indígena pueda desarrollar su labor en un marco de tranquilidad, que es lo que brindan los seguros agropecuarios, especialmente cuando vivimos un escenario climático cambiante, lo que hace que el mundo rural esté más susceptible a eventos extremos”.

Para entregar las indemnizaciones, el jefe de la Agencia de Área La Serena, Edison Ovalle, concurrió al predio de Rosa Cortés, donde dialogó con ella sobre cómo la institución la puede seguir apoyando en su avance productivo mediante sus programas e instrumentos.

Desde INDAP se informó que próximamente se entregarán indemnizaciones a más usuarios y usuarias de Paihuano que contrataron a tiempo seguros para proteger sus plantaciones frente a diversos riesgos.

Cabe señalar que pueden optar al subsidio de las pólizas todos los usuarios y usuarias de INDAP que se encuentren acreditados y habilitados, que cuenten con una explotación agropecuaria que esté en una zona asegurable. El acceso a este programa se puede realizar en las agencias de área de INDAP a lo largo del país.

La Agencia de Área Pozo Almonte de INDAP fue el espacio de conversación de la Segunda Mesa Técnica de Jóvenes Rurales de Tarapacá, donde un grupo de agricultores de distintas comunas de la provincia del Tamarugal se reunió para discutir sobre el fortalecimiento del cooperativismo en sus actividades productivas.

El encuentro contó con la participación de Humberto Zavala, encargado regional de la política de jóvenes de INDAP, quien abordó los desafíos y oportunidades que tienen las nuevas generaciones en el campo. Durante la jornada también se presentaron temas relacionados con el cooperativismo y el desarrollo asociativo. "Respondimos dudas y consultas que había con respecto a las bases del concurso Mi Primer Negocio Rural ", explicó Zavala, quien destacó la importancia de que los jóvenes conozcan los instrumentos disponibles para su desarrollo.

La jornada no solo permitió aclarar inquietudes sobre postulaciones a programas, sino que también se realizaron charlas sobre experiencias exitosas, como la de la Cooperativa Agroecológica de Pica (EcoPicaCoop). Nicolás Suárez, miembro de la organización, compartió su experiencia y enfatizó la necesidad de trabajar en las problemáticas comunes de los emprendimientos agrícolas, como el acceso al agua y los mercados.

Jean Vegaso, agricultor de Huaviña y miembro de la mesa de jóvenes, resaltó la confianza que se ha generado entre los participantes. "El trabajo ha ido tomando ritmo y queremos establecernos como un grupo participativo para atraer a más jóvenes que están trabajando actualmente en la región", expresó. Sin embargo, también reconoció los desafíos geográficos que enfrentan, como el transporte, que limita la participación. En ese sentido, propuso reuniones virtuales para integrar a quienes no pueden asistir físicamente.

Esta actividad fue un paso importante hacia el fortalecimiento del cooperativismo entre los jóvenes agricultores de Tarapacá. La idea principal es generar confianza y dar a conocer las herramientas que INDAP pone a su disposición. "Saber de las actividades agroecológicas como el programa TAS y otros apoyos de INDAP son fundamentales para nosotros", dijo Vegaso, quien añadió que es crucial modernizar prácticas agrícolas sin perder el respeto por las tradiciones ancestrales.

La Segunda Mesa Técnica de Jóvenes Rurales tuvo como acento el impulso hacia la construcción de una red de apoyo que fomente el trabajo colaborativo y el desarrollo agrícola en la región, y en su calendario más inmediato empezar a sesionar, en sus encuentros prácticos, en las chacras o predios, para poder intercambiar visiones sobre las reales proyecciones que perciben en la provincia del Tamarugal.